Pastoral 26 de Marzo - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¡La Visión del Rey de Toda la Tierra!
Tomemos atención a las palabras de Jesús
Juan 5:19 nos dice: “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”.
Juan 7:17 declara: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.”
En Juan 8:28-29 nos dice el Maestro: “Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.”
Miremos algunos ejemplos:
Adán – El primer hombre, creado a la imagen y semejanza de Dios, creado sin pecado, dotado de inteligencia y, aunque disfrutaba de todo lo que había alrededor suyo para vivir, sintió que le faltaba algo, faltaba el ambiente familiar (Génesis 2:18). Dios le hizo una esposa y dio inicio al comienzo de la familia.
Noé – Halló gracia delante de Dios en una época que toda la humanidad estaba perdida y corrompida por el pecado. Dios había decidido traer juicio sobre la tierra y resolvió preservar al que era justo e íntegro, que andaba con Él. Pero, no podía salvar solamente a Noé, porque solamente con él no había como dar continuidad a Su gran Plan. Entonces, preservó a Noé a ya su familia (Génesis 7:1), pues Él, el Señor, precisaba de un ambiente familiar para continuar trabajando con el hombre.
Abraham – El padre de la fe, hombre con el cual Dios hizo una gran alianza, establecida sobre su descendencia, es decir, con el futuro de su familia. Dios comenzó Su gran nación, a través de una familia. Abraham, que llegó a ser el padre de la fe, necesitó un ambiente familiar para que Dios trabajara en su vida (Génesis 13:15-16).
Isaac – El hijo más esperado de la tierra (Génesis 24:4), también necesitó este ambiente familiar para que Dios trabajara en su vida.
Jacob – Que más tarde se hizo Israel (el que lucha con Dios), pagó un alto precio de trabajo para constituir una familia (catorce años de trabajo por sus dos esposas), porque Dios necesitaba el ambiente familiar para continuar trabajando en su vida (Génesis 29:21).
José – Aquel que llevó Egipto a ser la mayor potencia económica de su época (en un tiempo de extremada escasez y miseria) y se hizo el principal líder de la nación, después de faraón. También percibió que necesitaba un amiente familiar (Génesis 45:1) para que Dios siguiera trabajando en él.
Moisés – El mayor líder de la nación de Israel, el libertador de pueblo hebreo que Dios levantó con poder y autoridad espiritual para ir delante de faraón y liberar su pueblo. Dios le dio el poder de transformar una vara en una serpiente y serpiente en vara, de engendrar enfermedad (lepra) y sanar la enfermedad, y transformar agua en sangre (Éxodo 4:6-14). Pero, éste Moisés sólo aceptó ser enviado por Dios después que le envió Aarón, su hermano, porque Dios necesitaba un ambiente familiar para trabajar en la vida de Moisés, Aarón, Mirian (su hermana) y en todo el pueblo de Israel.
Jesucristo – El Hijo de Dios, el Mesías, nuestro Salvador, el propio Dios, para que pudiera venir a este mundo, también necesitó una familia (Lucas 1:26; Juan 1:14), porque como hombre, Él también necesitaba un ambiente familiar. En el inicio de su ministerio, el primer milagro que realizó fue en una fiesta de matrimonio. Casamiento apunta para el inicio de la familia (Juan 2:1-2). Esto demuestra que el Señor Jesús también necesitó un ambiente familiar para realizar su ministerio aquí en la tierra. Sus doce discípulos (apóstoles) fueron tratados como hermanos, porque todo el aprendizaje que necesitaban para que llegaran a ser columnas de la Iglesia sólo podía ser adquirido dentro de un ambiente familiar. La familia fue también la base del crecimiento de la Iglesia en Hechos de los Apóstoles, es decir, sus reuniones eran en las casas (Hechos 5:42; 20:30). En los primeros años de la era cristiana, la Iglesia de Cristo experimentó un crecimiento extraordinario, porque había dentro de su estructura un ambiente familiar.
Las reuniones en las casas necesitan tener el ambiente familiar para que pueda funcionar como la Biblia enseña. Esa reunión en “familia”, es decir, “en célula” es el ambiente adecuado para que Dios trate nuestras vidas. Satanás ha intentado destruir este ambiente porque sabe cómo Dios quiere actuar. Tanto la familia natural como la familia espiritual (Iglesia) son sumamente importantes en el proceso de restauración del hombre. Es a través de la familia espiritual que Dios va a restaurar cada persona que se convierte. Por eso nuestro enemigo ha combatido tanto esta visión. Somos la familia de Dios y éste es el ambiente a través del cual Dios va a trabajar en la vida del ser humano.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.