Pastoral 25 AGOSTO 2024

¡Qué extraordinario texto sobre el Ayuno es Isaías 58! Él nos trae una visión amplia de lo que Dios piensa acerca del Ayuno, pues podemos tener nuestras propias ideas u opiniones acerca de este tema, pero todos tendremos que enfocarnos en las palabras de este texto que, para tristeza nuestra, muy pocas veces escuchamos alguna predicación sobre él.

Pasado nuestro XIX Congreso de Rescate de la Nación, fuimos convocados al Ayuno Nacional, donde todos los Departamentos de nuestra Bolivia se involucraron, asumiendo un día particular para ayunar y clamar al Todopoderoso por la Redención de nuestro país. Como nunca hemos sentido de parte del Señor Su dirección para que intensifiquemos nuestro clamor ante Su Trono, debido a los últimos sucesos en nuestra Nación.

¿Por qué es extraordinario este texto de Isaías? En Isaías 58:1 leemos: “¡Clama a voz en cuello, no te detengas, alza tu voz como una trompeta! ¡Anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob su pecado!” ¿Por qué tendría que ser un mensaje a ser dado a voz en cuello, como una trompeta? Primero, para denunciar el pecado y la rebelión del pueblo de Dios; segundo, para denunciar el engaño de una religión hipócrita y mentirosa (es lo que vemos en el v. 2); tercero para revelar los reclamos injustos de aquella gente: “Dicen: “¿Por qué ayunamos y no hiciste caso, humillamos nuestras almas y no te diste por entendido?” (v. 3a); cuarto, para revelar las motivaciones torcidas equivocadas del pueblo de Dios al ayunar: (vs. 3b-4). “He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio interés y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.”.

Antes de entrar en detalles sobre el verdadero ayuno, el Señor le va a decir al profeta Isaías qué no es el ayuno: “¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?” (Isaías 58:5). También el Maestro Jesús se preocupó de exhortar a sus discípulos sobre este tema y en Mateo 6:16-18 nos dice: “Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.”  

¿Qué, pues, es el Verdadero Ayuno? Isaías 58:6-7 nos va a decir: es: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” ¡Más claro que eso no pudo ser el Señor! Pero, hay algo extraordinario no ayuno, según Dios:

1. La Gloria de Dios se manifestará (v. 8). “Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver en seguida; tu justicia irá delante de ti y la gloria de Jehová será tu retaguardia”.

2. La respuesta a la oración. (v. 9-10). “Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: «¡Heme aquí! Si quitas de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad, si das tu pan al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el mediodía».”

3. Es pastoreo de Jehová. (v. 11). “Jehová te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan.”

4. Una Descendencia Brillante en la Tierra. (v. 12). “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado «reparador de portillos», «restaurador de viviendas en ruinas».”

¡Amados! El Ayuno no tiene el poder de torcer el brazo de Dios para que haga lo que queramos, pues el ayuno no cambia a Dios en absoluto. Él permanece siendo Quien fue, Quien es y Quien será por siempre. Tampoco el Ayuno no tiene la intención promovernos ante la gente. Pero el Ayuno nos cambia a nosotros, promoviéndonos ante Dios y habilitándonos a ser instrumentos en Sus Manos para la bendición de otros y de nuestra Tierra.

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.