Pastoral 24 de Diciembre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
Preparándonos para el 2024
El Salmo 90:4 nos dice: “Ciertamente mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.” Esto habla de como para nuestro Dios los años y los días no tienen la misma dimensión como para nosotros y es por esta razón que Moisés, autor de este salmo, le pide al Señor para que nos enseñe “de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría.” (Salmo 90:12). Ya que para nosotros los tiempos tienen otra connotación necesitamos ardientemente hacer lo que el apóstol Pablo recomienda a los efesios: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Efesios 5:15-17).
Por esta razón debemos aprovechar estos últimos días del 2023 para preparar nuestras mentes y corazones para recibir este nuevo año 2024. Por lo tanto, separemos esta última semana del año para estar delante del Señor y presentarle nuestras metas y nuestros sueños para el nuevo año 2024. Hay tantas cosas que podemos proyectar en fe y confianza de que, con Él, todo lo podemos hacer (Juan 15:5; Filipenses 4:13). Será sumamente importante que lo hagamos y lo presentemos en nuestro último culto del 2023 y primer culto del 2024.
Estaremos reunidos desde las 18:15 horas del día 31 de diciembre, cuando empezaremos nuestra celebración y esperaremos la puesta del sol (18:49 horas) para recibir el nuevo año según nos lo entrega el Todopoderoso. Este será el inicio del nuevo año para nosotros. En este momento tocaremos el Shoffar y estaremos de rodillas para consagrar el nuevo año en la presencia del Señor de nuestras vidas. Celebraremos a lo grande con gratitud y con fe en el Señor al presentar y consagrar al Señor nuestros blancos y metas para este nuevo tiempo que empezará en nuestra historia de vida.
Preparémonos, pues, para santificar este nuevo tiempo con alegría y fe, sabiendo que “sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan.” (Hebreos 11:6). 2024 llega con una expectativa de madurez para nuestras vidas y congregación. Y el gran desafío que estamos abrazando es la oportunidad de dejar lo viejo y asumir lo nuevo, dejar la infancia y tomar una postura madura en todo lo que dice respecto a nuestra vida personal, familiar y ministerial. Es también tomar la decisión de no mirar al pasado y avanzar hacia un mejor tiempo de cosas más excelentes y prometedoras. Para todo esto, necesitamos creer que Él está con nosotros y nos guía con Su Santo Espíritu a lugar de mayor honra y bendición.
Sabemos que vivimos tiempos cruciales en la historia de la humanidad y que los cambios en todas las esferas de la vida se están dando en todas partes. Por eso es necesario que con sabiduría, conocimiento y madurez sepamos identificar los tiempos en que vive nuestra generación y poder asumir el papel que nuestro Dios demanda para Sus hijos en este presente siglo.
Esto demanda valentía y coraje para afrontar este mundo que va camino a la destrucción y condenación eterna para definir nuestro corazón y testimonio en Dios y ser así la luz del mundo y la sal de esta tierra. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:13-16). Para esto no podremos ser “niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:14-16).
Preparémonos con toda la expectativa de nuestro corazón sabiendo que con Cristo “lo mejor está por venir”.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.