Pastoral 19 de Marzo - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¡Nuestro Congreso de la Visión está a las Puertas!
El Ambiente Familiar
Efesios 4:11-16 nos dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
En este texto de la carta de Pablo a los efesios, el apóstol nos muestra que Dios nos ha puesto dentro de un contexto llamado Iglesia con el propósito de engendrar los medios necesarios para que estemos, de todos los modos, caminando en dirección a los propósitos finales de Dios para nuestras vidas.
La Salvación no es todo para el creyente, más el comienzo de una vida cristiana que debe culminar en la eternidad, por eso, mientras estemos en el mundo, no podemos pensar solamente en la Vida Eterna luego del arrebatamiento, y tampoco pensar sólo en la vida terrenal, antes del arrebatamiento; es necesario tener la Visión de las dos cosas y vivir de forma sincronizada con ellas.
En Efesios, el apóstol está enseñando que necesitamos ser “perfeccionados”. Este término puede ser mejor traducido por “entrenados”. Entrenados o perfeccionados quiere decir que necesitamos salir de un nivel para otro mayor; salir de una etapa sencilla para una etapa más profunda; que necesitamos crecer para que no seamos como niños inquietos, que no tienen firmeza o seguridad para dónde o cómo seguir.
El propósito para el cual somos Iglesia es nuestro perfeccionamiento. El entrenamiento de Dios genera crecimiento en dirección y estatura del varón perfecto, Cristo Jesús. El Señor quiere que crezcamos espiritual y naturalmente para que seamos creyentes sanos y que se reproduzcan con facilidad. Es cierto que Dios quiere muchos hijos, pero Él no está preocupado exclusivamente con la cantidad, mas con la calidad. Dios quiere muchos hijos semejantes a Cristo, que crezcan cada día y que sean entrenados y perfeccionados. Pero, para que esto ocurra, Él necesita el ambiente correcto para esta “obra del ministerio”.
El ambiente que Dios necesita es el ambiente familiar. En toda la Escritura vemos que, en varias ocasiones, Dios sólo pudo trabajar en la vida de algunos hombres grandemente usados por Él, después de engendrar para ellos un ambiente familiar correcto. Quizás éste no sea el único, pero sin duda, está entre los mejores medios que el Señor se utilizó y utiliza para trabajar profundamente en nuestras vidas.
De entrada, podemos decir que las Células producen este ambiente familiar necesario para que Dios, en su infinita sabiduría, pueda alcanzar las vidas, pues, así como todos nacen físicamente en un ambiente de familia, es en un ambiente espiritual familiar que Dios traerá el milagro del nuevo nacimiento para la vida de millares de seres humanos.
Abrámonos al Mover espiritual que nos traerá el Congreso de la Visión, a fin de que entendamos la importancia de la Visión de Dios que hemos abrazado en estos 23 años que llevamos de historia en la Visión Celular en la Primera Iglesia Evangélica Bautista.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.