Pastoral 13 AGOSTO 2023

En el día 08 de febrero de 2023, en uno de los cultos de la capilla, el predicador hizo una exposición de Romanos 12:9-21, trayendo un mensaje práctico sobre el verdadero amor. Terminado el tiempo devocional, los alumnos volvieron a sus aulas, pero algunos continuaron en la capilla y comenzaron a orar al Señor. El Espíritu de Dios trajo sobre ellos profundo quebrantamiento. Hubo llantos de arrepentimiento y confesión de pecados. Percibiendo la ausencia de estos alumnos en sus aulas, constataron que ellos continuaban en la capilla. Entonces, otros estudiantes, profesores, directores y funcionarios de la Universidad vinieron para la capilla y un mover de Dios aconteció en aquel lugar, al punto de que esta reunión de oración, intercalada de alabanzas a Dios, predicaciones y testimonios duró dos semanas ininterrumpidas. El impacto de la Presencia de Dios en la capilla, que comporta cerca de mil quinientas personas, fue tan grande que toda la ciudad fue impactada. Personas de diversos estados y de otros países comenzaron también a llegar. Filas quilométricas, bajo las severas temperaturas bajo cero, se formaron para entrar en la capilla. Los medios de comunicación del país noticiaron el acontecimiento extraordinario. Las redes sociales esparcieron para el mundo entero lo que Dios estaba haciendo en aquel lugar.

He aquí, algunas características de este avivamiento espiritual:

En primer lugar, el avivamiento fue espontaneo. Era uno de los cultos semanales realizados en la capilla de la Universidad. Ninguna agenda había sido pré-establecida. Ningún cantante gospel o predicador de renombre habían sido invitados. No habían sido llamados a pasar adelante en el altar después de la predicación. Terminado el culto, los estudiantes retornaron a sus aulas, pero un joven tomado de convicción de pecado comenzó a confesar sus pecados y otros jóvenes lo abrazaron, lo amaron y lloraron con él. Otros vinieron y muchos fueron llegando. Un mover de Dios se hizo percibir en aquel lugar.  Y esa reunión de oración y alabanza, con predicación y testimonios ultrapasó las trescientas horas ininterrumpidas.

El segundo lugar, el avivamiento fue centrado en Cristo. Lo que se notó en aquel lugar es que no hubo espacio para “las estrellas”. Todas las canciones entonadas fueros escogidas criteriosamente y todas exaltaban a Cristo. Lo que se promovió allí fue la Gloria de Dios. No hubo “marketing”, ni propaganda, ni se dio la palabra a ningún predicador reconocido que allí fue a visitar. Ningún cantor de renombre fue invitado a subir al altar. Además, todas las cosas ocurrieron con mucha reverencia, decencia y orden.

En tercer lugar, el avivamiento estaba saturado por un sentido de temor a Dios y de arrepentimiento. Niños, jóvenes y ancianos se postraron para confesar sus pecados y para adorar a Dios con fervor. Hubo un sentido de sublimidad en el aire. Un pastor presente en la capilla me dijo que el sentimiento que tenía era de que Dios podía ser palpado, tan grande era el sentido de la Presencia de Dios en el lugar. El temor a Dios y la alegría de Dios fueron las marcas de este mover del Espíritu en aquella Universidad. Aún en las largas colas por entrar en la Capilla, bajo el frío severo, las personas cantaban, oraban y exaltaban a Dios.

En cuarto lugar, el avivamiento fue marcado por el amor profundo. El sermón predicado en la capilla aquella mañana fue sobre el amor. El amor de Dios fue derramado sobre los corazones, pues allí no se vio soberbia, mas servicio. No se exaltó al hombre, pero Cristo fue glorificado. No se detectó cualquier postura de soberbia espiritual, pero arrepentimiento sincero. El deseo de servir los unos a los otros fue notorio, pues hasta en las largas colas, personas se empeñaron en servir agua y alimentos para los que aguardaban paciente y alegremente la oportunidad para entrar en la capilla.

En quinto lugar, el avivamiento fue marcado por la unidad cristiana. La Universidad de Asbury es Metodista, pero para allí acudieron personas de otras vertientes teológicas. Lo que estaba en destaque allí no era una placa denominacional, más la centralidad de Cristo, la gloria de Dios y la Obra del Espíritu Santo. Lo que se vio fue la unidad cristiana, la edificación del Cuerpo de Cristo, compuesto por todos aquellos que son lavado en la sangre del Cordero.

Mi más ardiente oración es que el viento del avivamiento sople sobre nosotros también y que el nombre de Cristo sea glorificado en nosotros y a través de nosotros.

Rev. Hernandes Dias Lopes, pastor presbiteriano.

(Traducido de portugués desde su publicación en el Facebook).

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino,  Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.