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Pastoral 03 NOVIEMBRE 2024

Pastoral 03 de Noviembre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡El Despertamiento en un Cementerio!

“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos…; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová… Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”. Ezequiel 37:1-10

¿Ofrece la historia antigua o moderna una descripción más ridícula que ésta? Aquí hay huesos descarnados. ¿Quién ha tenido jamás semejante auditorio? Los predicadores tratan con posibilidades, los profetas con imposibilidades. Isaías había visto a su nación llena de llagas putrefactas, de maldad. Pero, según el cuadro visto por el profeta Ezequiel, a la enfermedad había seguido la muerte, a la muerte la desintegración de la carne, y ahora estos huesos esparcidos no ofrecen sino desconsuelo.

 

La situación podría describirse en letras mayúsculas como de absoluta IMPOSIBILIDAD. No se necesita mucha fe para creer lo imposible, pero ahora se necesitaba aquel “grano de mostaza” capaz de realizar lo imposible. Ciertamente, ¿puede alguien describir las posibilidades de una semilla viva? Una y otra vez, en el curso de los siglos, Dios ha estado llamando hombres y mujeres a realizar, no lo posible, sino lo imposible. Para probar que apoyarse la impotencia en la omnipotencia de Dios no es en vano, ha borrado la palabra imposible de su vocabulario.

 

Los profetas son hombres solitarios. Andan solos, oran solos, y Dios les hace ser solitarios. No hay molde para ellos: su patente de derecha radica en Dios, por el principio de la elección divina. Por ello, a ninguno le es permitido el desaliento. Que nadie diga que es demasiado anciano, pues Moisés contaba 80 años cuando le fue ordenado libertar a todo un pueblo esclavizado. Después que Jorge Müller hubo cumplido los 70 años efectuó varios viajes de testimonio alrededor del mundo (con los difíciles medios de viajar de su tiempo y sin la ayuda de la radio o de la televisión predicó a millones de personas).

 

El profeta Ezequiel no nombró un comité influyente ni empleó la publicidad. Tampoco tenía los recursos extraordinarios de la cibernética o de las redes sociales. Era caso de vida o muerte, tal como lo es el evangelismo hoy día. Pero que tengamos cuidado, los predicadores en usar esta expresión ya demasiado vieja y gastada de la jerga teológico-misionera, no sea que sus oyentes se limiten a decir: “Es un tío listo, sabe hacer propaganda” (y le dejen si ayuda material ni espiritual).

 

A aquel monton de huesos secos se pidió a Ezequiel que predicara un mensaje de vida; y así ocurrió. ¿Había allí maldición? ¡Había muerte! ¿Quién podría traer vida? ¡No hubo allí una magnífica declaración de doctrina!

 

Amados hermanos: El mundo no espera una nueva definición del Evangelio, sino una nueva demostración del poder del Evangelio. En estos días de aguda crisis política, de desorden moral y de desaliento espiritual, ¿dónde están los hombres hábiles, no en doctrina, sino en fe? No se necesita fe para condenar el error, o dar concluyentes estadísticas de que los diques morales están hundidos y una ola de impureza infernal ha invadido nuestra generación. ¿Doctrina? Tenemos de sobra, mientras un mundo enfermo, angustioso, hundido en el pecado y el sexualismo, perece de hambre espiritual.

 

En esta hora trágica el mundo yace en tinieblas y la Iglesia yace en la luz; pero ambos duermen. Así Cristo es “herido en casa de sus amigos” (Zacarías 13:6). La flácida iglesia militante es señalada burlonamente como la iglesia impotente. Gastamos cada año montaña de papel y ríos de tinta reimprimiendo los muertos productos de cerebros humanos, mientras el Espíritu Santo viviente está buscando hombres dispuestos a pisotear su vano orgullo cultural, deshincar su propio yo y confesar que, teniendo vista, están ciegos. Hombres dispuestos a comprar, por el precio de quebrantamiento de corazón y sinceras lágrimas, el ser ungidos con colirio divino para ver las cosas como son.

 

Pueda el Señor Jesús, despertar en nuestro medio a hombres y mujeres que esté dispuestos a estar en la brecha a favor de Bolivia y de Santa Cruz. Que no midamos esfuerzos para cumplir en nuestras vidas la Voluntad de Aquel que pagó el precio de la redención de nuestra gente.

 

Todavía hay tiempo en este año 2024 para realizar la Obra de Dios en nuestra familia, en nuestras Células, en el testimonio personal y en nuestras Celebraciones. No podemos cruzar de brazos mientras contemplamos al mundo perdido sin Dios y sin salvación. Es tiempo para predicar a tiempo y afuera de tiempo, usando todos los recursos que se nos entrega el Señor de la Mies en este año en que nos garantiza que “es por Su Espíritu” que haremos proezas para nuestro Dios.

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.