Pastoral 20 de Agosto - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¡Lluvias de Avivamiento!
¡Es el Tiempo de Dios para Bolivia!
“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia”.
Oseas 10:12
¡Cuántos hombres y mujeres de Dios vinieron, nos ministraron y nos retaron y, como niños malcriados con algo de hambre lo comimos, pero no entendimos lo que Dios realmente quería! ¡Con cuántos Congresos y con cuánta unción ya fuimos agraciados por Dios en nuestra historia evangélica cristiana en Bolivia! Dios nos quería juntar como a pollitos, como Jesús quería hacer a Jerusalén, pero pensábamos: “Ah, hay que trabajar más para Dios”. O pensábamos que había que orar más fuerte todavía. Pero el Padre Celestial estaba ahí y decía: “Lo único que quiero es tener comunión contigo”. Él quiere que estemos cerca de Su corazón para mostrarnos lo que hay en Su corazón, pero nosotros no lo entendimos y Le estamos dando vuelta al asunto.
Hoy por hoy, frente a los gigantes desafíos de nuestra generación y frente a la ola creciente de aversión a los cristianos y frente a las señales de su venida con las naciones de la tierra en tensiones y guerras, necesitamos volver nuestra mirada a nuestra Nación. Cuando tuvimos la Primera Marcha para Jesús en 1994 éramos desafiados a dar la cara por el Señor Jesús en las calles y avenidas de Santa Cruz, pero fue nuestra primera oportunidad de preguntarnos: “¿Estamos dispuestos a amar nuestra nación?” Luego en 1999 recibíamos la Visión Celular en el Modelo de los Doce y éramos desafiados a una conquista de vidas para el Rey Jesús de modo sobrenatural y sin precedentes en la historia de nuestra Bolivia.
Hoy, como nunca antes, hoy, Dios buscando a hombres y mujeres que se pongan en la brecha por nuestra Nación, pues Él la ama mucho y desea que esté bien, que sea libre y soberana, que viva en paz y en prosperidad, deseando además suplir sus necesidades, evitar las catástrofes, no queriendo que suceda lo mismo que pasó con Jerusalén (Lucas 13:34-35).
Dios quiere seguir derramando de Su gracia y de Su poder, pero la única forma que puede hacerlo es a través de Su pueblo, de Su Iglesia, si es que ella está dispuesta a ser un atalaya en el muro de la Nación. El profeta Ezequiel declaró: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ezequiel 22:30). Dios contempla a Bolivia y a las demás naciones de la tierra y constata: pornografía, violencia, delincuencia, mentira, falsedad, corrupción, maldad, injusticia y otras maldades que son muestras de que hay juicio. La moral está quebrada y lo que uno antes rechazaba yo se ha acostumbrado, lo acepta y dice: “esto es normal”, y comenzamos a ver lo mismo hasta en la Iglesia del Señor.
Antes el adulterio era abominable y ahora bueno… se acepta. Antes se rechazaba el engaño, ahora se tolera. Y donde antes se rechazaba el pecado detrás de las relaciones extramatrimoniales que resultaban en niños fuera del matrimonio, hoy es admitido. Si esta es la situación, entonces es la muestra para saber que éste el tiempo de Dios para nuestra Nación.
Este es el momento de despertarse, el de clamar y gritar a Dios, el tiempo de recibir Su carga, de decir: “Señor, así no puedo seguir, tengo que encontrarme contigo. Es tiempo de pedir que sanes a Bolivia”. ¿Cómo podemos pensar que cualquier cosa es más importante que frenar esos poderes destructivos que asolan nuestro planeta? Escuchemos, pues, en nuestro espíritu la voz de Dios que redarguye: “Apresúrense, no desaprovechen este momento, Yo no quiere que vengan los desastres, calamidades o catástrofes. Yo quiero derramar mi espíritu de oración sobre ustedes, quiero que mi bendición esté nuevamente sobre ustedes”. ¡No podemos perder más tiempo!
El desafío fue lanzado y todos somos llamados a responder a él. No hay lugar para sentirse afuera de este ejército que Dios está levantando en nuestro Territorio. Sólo la Iglesia del Señor Jesús hará la verdadera diferencia en nuestra generación, pues somos los único acreditados en portar el Reino de Dios y extenderlo a todos los que crean al Evangelio de Cristo.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.