Pastoral 23 de Abril - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira
¡Los Dones Funcionan en la Comunidad (Corporativismo)!
“Por tanto, de la manera que HABÉIS RECIBIDO al Señor Jesucristo, ANDAD en él.” (Colosenses 2:6). “El que dice que permanece en él, DEBE ANDAR COMO ÉL ANDUVO.” (1 Juan 2:6).
Como es la Cabeza, así debe ser el Cuerpo. Si la Cabeza es ungida con el Espíritu Santo, entonces el Cuerpo también lo es. Si la Cabeza es ungida con poder, así es todo el Cuerpo. Si la Cabeza hace el bien, entonces el Cuerpo también hace el bien. Si la Cabeza sana todos los oprimidos por el diablo, entonces el Cuerpo también podrá hacerlo. Si Dios estaba con la Cabeza, entonces Él está también con el Cuerpo.
La Iglesia, el Cuerpo de Cristo, ha sido agraciada con la Salvación. Ahora “somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10).
¿De qué manera nosotros, como Iglesia, el Cuerpo de Cristo, vamos hacer las buenas obras que Dios preparó antes de toda la eternidad para que las practicáramos?
Hay un número pequeño de personas que están funcionando en los dones en las Celebraciones, mientras que en las Células muchos pueden funcionar en los dones durante toda la semana. En una Iglesia del Nuevo Testamento o en las Células los dones tienen que funcionar, porque la Iglesia necesita ser la Obra de las Manos de Dios. Si soy Obra en las manos de Dios, Él hace Su Obra a través de mí. La Iglesia no puedes ser Obra de nuestras manos, sino Obra de las Manos de Dios.
Las organizaciones tienen una gran dificultad en funcionar en base a los dones espirituales. Un organismo puede funcionar más fácilmente acorde a los dones. Las Iglesias que desean un ministerio basado en dones espirituales necesitan entender las diferencias básicas entre una organización y un organismo. Un cambio de dirección hacia un ministerio basado en los dones, significa que nos alejamos del modelo de organización. Proseguir en esa dirección requiere que los líderes estén dispuestos a hacer grandes cambios de paradigmas.
El modelo bíblico de Iglesia es un organismo vivo. Un cuerpo debe operar con cada parte del mismo en interdependencia. Cada parte del cuerpo debe operar con humildad, sabiendo que cada parte va a tener funciones distintas conforme a la gracia que da el Espíritu Santo. (1 Corintios 12:12-30; Romanos 12:3-6).
El Organismo necesita preceder a la Organización. La Iglesia en Células ha abrazado un nuevo paradigma en el cual las células se hacen la comunidad cristiana de base. De la misma forma, ella necesita seguir ahora un nuevo paradigma, es decir, el cambio de una Organización hacia un Organismo.
Cada cristiano tiene una identidad cristiana básica: aquello que nosotros somos en Cristo. Habiendo sido salvos por la gracia (Efesios 2:8-9) estamos siendo adoptados para la familia de Dios y bendecidos con sabiduría, entendimiento y amor.
Cada cristiano también tiene una identidad ministerial. A la medida que los líderes permiten que el pueblo exprese sus deseos y habilidades dados por Dios, el servicio que ellos realizan no es aquello que ellos hacen de “mala gana” para Dios, mas, sí, el ejercicio de su identidad ministerial. Esa es la clave para equipar los santos para su servicio. Los resultados serán cristianos motivados, ajustados y animados. A partir de este momento los líderes ya no necesitan forzar a los discípulos al Servicio. Nadie necesita decir al oído lo que ellos necesitan oír. Él lo hará, normalmente.
Y es sumamente gratificante contemplar el Cuerpo de Cristo que realiza la Obra del Ministerio de la Iglesia a través de las Células de evangelismo y crecimiento, permitiendo que el Espíritu de Dios use a cada parte del Cuerpo con sus dones, habilidades y talentos para alcanzar las vidas por las que Jesucristo derramó Su vida.
Es a través de cada creyente que el Cuerpo de Cristo alcanza proporciones agigantadas llegando a tocar las vidas de aquellos que nunca tendrían acceso a un púlpito o a una congregación cristiana.
Pueda el Espíritu Santo darnos la consciencia de poder que tenemos de parte de Dios para la realización del ministerio de Cristo en esta Tierra.
En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino,Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.