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La Muerte de una Célula

La Muerte de una Célula

La Muerte de Una Célula

“Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” Juan 9:4

“Por esta causa los judíos perseguían a Jesús e intentaban matarlo, porque hacía estas cosas en sábado. Jesús les respondió: — Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más intentaban matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Juan 5:16-18

ESTUDIO # 1

Introducción

Avanzamos en nuestro nuevo año 2021 y con mucha alegría seguimos en nuestro ministerio de la Iglesia Celular en el Modelo de los Doce. Ya se van más de 20 años que estamos trabajando en Células y sabemos que podíamos estar en un mayor nivel de conquista en el mundo espiritual, sino fuera la pérdida de algunas células en este año 2020, en medio de las tremendas dificultades vividas por todos por la pandemia del coronavirus.

Por esta razón les presentamos una vez más este cuento para una reflexión más profunda de la participación de todos los integrantes de una célula, tanto para el éxito como para el fracaso que se puede traer para la misma.

“Se cuenta que una vez, una célula, después de mostrar señales de que pasaba por serios problemas y, mostrando evidencias de una enfermedad cualquier, llegó al punto de oír a sus miembros y frecuentadores que suponían su muerte, sin que ninguno de ellos se empeñara en buscar ayuda médica adecuada para que fuera curada y no muriera.

 

Los miembros se reunieron en un lugar cualquiera para encontrar al culpado por la enfermedad de la célula. Unos culpaban a la falta de música. Si hubieran tenido a alguien muy competente, que no hubiera dejado faltar la música a la vida de la célula, seguramente la alegría no dejaría que ella se debilitara tanto. Otros culpaban a la falta de personas que supieran traer una palabra de estímulo y consuelo a la célula enferma, además, ¿quién no necesita oír buenas palabras para que se sienta bien? Algunos pensaron que les faltó diversión. ¡Qué vida más aburrida esta de solo reunirse y nunca divertirse! Si hubieran salido para pasear con toda la célula, ciertamente ella se habría recuperado, mientras la enfermedad estaba en su inicio.

 

Sin embargo, todos fueron unánimes en concordar que el culpado mayor era el diablo – el enemigo de todas las células y que lo único que hace es descubrir y aplicar estrategias para que todas ellas mueran. ‘Vamos a trabajar intensamente, mientras es de día, y antes que ya no sea más posible que los muertos se levanten. De nada adelanta las evasivas.’ Pero nadie estaba dispuesto a abandonar la charla y partir para la búsqueda de la solución del problema grave por el cual toda la célula atravesaba. La Célula, entonces, murió.

 

El Líder, muy enojado y triste, resolvió marcar el día para el entierro, cuando todos deberían estar presentes para el último adiós. Llamó a todos los miembros por teléfono, convocándolos. Todos también se mostraron enojados y no manifestaron señal alguna de dolor o remordimiento. Pero nadie faltó a la convocación, porque la curiosidad era general: ¿cómo estaría la cara del muerto?

 

En el día y hora determinados, el líder, los miembros y los frecuentadores, además muchos curiosos que, de alguna manera fueron ligados a la célula, comparecieron a la solemnidad del velatorio. En el centro de la enorme sala, donde antes se reunían semanalmente, fue puesto un cajón abierto y el líder de la Célula organizó la fila de los presentes para la despedida final. Nadie dejaría de hacerlo. Había muchas flores y mucha expectativa. La orden fue dada y todos deberían seguir y mirar para dentro del cajón, como de costumbre. El cuerpo del muerto estaba todo cubierto de flores, pero en lugar del rostro – ¡qué sorpresa!: ¡Había un espejo! Cada uno que se acercaba y miraba, tomaba un susto y salía pensativo……….

 

Lo ocurrido sirvió de lección y, en apenas una semana, “el muerto” resucitó. Entonces, todos los que participaban de aquella célula tomaron – cada uno como suya – la responsabilidad de hacerla prosperar y vivir con salud.”

Preguntas para reflexión

  1. En cuanto a su Célula, ¿será que usted está a punto de marcar su entierro?
  2. ¿A quién podríamos culpar por el fracaso, en su caso?
  3. ¿Se siente usted responsable por el buen o mal funcionamiento de su Célula?
  4. ¿Está usted cuidando responsablemente de aquel a quien invitó y trajo a la Célula, como un hermano mayor que cuida del menor en la fe?
  5. Por lo tanto, ¿dónde están los que trajo a la Célula y que no se encuentran ahora en esta reunión?

Conclusión

 

Amados hermanos, busquemos juntos al “Especialista” celestial para sanar la enfermedad de la célula. Los momentos que estamos viviendo son de mucha expectativa, de mucho desafío, de fe y de mucho trabajo y sabemos que las soluciones en Cristo existen. Trabajemos intensamente, mientras sea de día, antes que ya no sea más posible que los muertos resuciten.